La variabilidad climática se asocia frecuentemente a eventos extremos. Si el clima se asume como la media, la variabilidad climática podría inferirse como las variaciones respecto a esas medias. Los eventos extremos son una expresión última de la variabilidad climática.
Se ha relacionado el aumento de la variabilidad climática con el calentamiento global, especialmente la mayor frecuencia e intensidad de los eventos extremos.
La gestión de riesgo climático debe actualizarse, frente a este aumento de la variabilidad climática. El último informe del Grupo de Trabajo 1 del IPCC (AR6, 2023) resume algunas evidencias respecto al aumento de la variabilidad climática desde mediados del siglo XX. No obstante, aclara que es muy difícil asociar un evento extremo en particular al calentamiento global.
El IPCC dedicó un informe especial a los eventos climáticos extremos en 2012, “Gestión de los riesgos de fenómenos meteorológicos extremos y desastres para mejorar la adaptación al cambio climático” (SREX). Las estadísticas del informe señalan un nivel de confianza medio en que la duración de períodos cálidos y olas de calor ha aumentado en los últimos años. No obstante este nivel de confianza es aún bajo para asegurar que hay una tendencia de aumento en la variabilidad del clima.
Esto no significa que no exista una relación entre la variabilidad climática y el calentamiento global. Sólo señala que no hay información suficiente para asegurarlo.
De hecho, las aseguradoras ya han avisado que en los últimos años las pérdidas provocadas por eventos extremos y variabilidad climática es significativamente superior a la media histórica.
En todo caso, haya una relación o no con el Cambio Climático, el IPCC sugiere tomar medidas de gestión de riesgos “útiles en todo caso” para prepararse frente a los eventos extremos. El informe SREX señala particularmente las oportunidades que ofrecen los pronósticos estacionales actualmente disponibles para adoptar medidas dirigidas a la gestión de riesgos de eventos extremos.
Caracterización de eventos extremos.
Las variables meteorológicas cumplen aproximadamente una distribución de frecuencias conocida.
En el caso de las temperaturas (media mensual, media diaria, etc.) es una distribución normal caracterizada por la media y la varianza.
Desde el punto de vista estadístico, los eventos extremos son aquellos cuya probabilidad de ocurrencia es pequeña, generalmente asociados a percentiles extremos (1-10, 90-99). Por ejemplo, en el caso de período seco extremo se hablaría de precipitaciones por debajo del percentil 10.
Hay varias formas de identificar los eventos extremos. Es por eso que el Programa CLIVAR de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) propuso sistematizar los Índices de Eventos Extremos (ETCCDMI). En total se definieron 27 índices y se crearon paquetes de software para su cálculo. Para los períodos secos («dry spells»), por ejemplo, ETCDMI recomienda el número de días consecutivos con precipitaciones por debajo de 1 mm (CDD).
El Cambio Climático puede alterar las distribuciones de frecuencias de las variables meteorológicas, a través de cambios en las medias y las varianzas.
De esta forma, una temperatura que antes sería considerada «extrema» o poco probable (debajo del percentil 10 o encima del 90), podría ser ahora más probable si la media general ha aumentado. También si aumenta la varianza, asociada a una mayor variabilidad, la probabilidad de lo que antes era un evento «extremo» aumentaría.
En el caso de las precipitaciones, el cambio en el coeficiente de asimetría de la distribución ocasionaría las mismas consecuencias que el aumento de la varianza en la distribución de temperaturas. Las evidencias indican que el calentamiento global producirá aumentos en las medias; así como también en las varianzas y las asimetrías de las distribuciones de probabilidades.
Debe esperarse una modificación importante de las distribuciones de frecuencias de las variables meteorológicas en el futuro. También habrán nuevos valores extremos, asociados a los percentiles correspondientes.
Los pronósticos estacionales disponibles, señalando la probabilidad asociada a terciles, son una ayuda excelente para estimar riesgos asociados a extremos.
La gestión de riesgo climático debe actualizarse, frente a estas nuevas probabilidades de eventos extremos, especialmente en actividades económicas o sociales vulnerables a la variabilidad climática.