Los modelos agrícolas permiten simular la programación del riego, ahorrando agua y energía. Las simulaciones permiten especialmente trazar estrategias que reduzcan la vulnerabilidad del regadío frente a riesgos climáticos.
Se estima que el Cambio Climático se asocia a un aumento de la variabilidad climática, con sequías más intensas y frecuentes. Las proyecciones indican que se reducirá significativamente la disponibilidad actual de agua para riego.
Establecer la mejor programación del riego posible implica regar de acuerdo a las condiciones del suelo y las demandas de los cultivos. Esta es una de las vías más efectivas para combatir el riesgo de una menor disponibilidad de agua para riego.
Sin embargo, tanto para conocer cuándo regar como para saber cuánto regar se necesita controlar la humedad del suelo diariamente.
Para esto pueden emplearse sensores de humedad. Un sensor de humedad es un electrodo que se introduce en el suelo. El sensor va unido a un procesador que registra la humedad cada minuto. El registro de humedad de cada sensor envía a un servidor, a través de una tarjeta GSM. No obstante, estos dispositivos resultan muy caros.
Simular la programación del riego, sin embargo, es una solución relativamente sencilla y barata.
Prácticamente todos los modelos agrícolas permiten simular la programación del riego. Las simulaciones recomiendan el manejo de riego óptimo, según la evapotranspiración y las propiedades del suelo. El más conocido de estos modelos es CROPWAT, de la FAO. No obstante, los modelos de base física, como el modelo SWAP, permiten estimar todos los componentes del balance de humedad.
Los modelos necesitan de entrada las propiedades del suelo, las variables meteorológicas y datos del cultivo, como los Kc.
Propiedades del suelo como textura, densidad y contenido de materia orgánica se obtienen de muestreos y análisis de laboratorios.
Las variables meteorológicas se registran en estaciones y los coeficientes de cultivo están tabulados.
¿Qué ventajas ofrece simular la programación del riego?
Las simulaciones indican cuándo regar y cuánto regar, al igual que los sensores. Además, simular la programación del riego permite automatizar todo el proceso.
La figura siguiente se basa en datos reales de campo. Considerando frecuencia y dosis de riego basadas en la experiencia del agricultor, se utilizan 733 l/m2 en la campaña de riego. De ellos 596 l/m2 son pérdidas por infiltración. Un porcentaje importante de los costes de electricidad del riego se corresponden con estas pérdidas. La humedad del suelo excedió la capacidad de campo después de los eventos de riego. El riego es poco eficiente, pues sólo logra satisfacer el 60% de las necesidades del cultivo.
Al simular la programación del riego para esa parcela y período, teniendo en cuenta las propiedades del suelo se recomiendan riegos más frecuentes y cortos. El agua total utilizada se reduce y aumenta la eficiencia del riego.
Las simulaciones se validan con sensores de humedad en parcelas de referencia.
Las humedades simuladas se corresponden con las medidas en sensores.